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Mahiedine Mekhissi-Benabbad tiene que mirárselo
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- Fran Aguilera Moreno
- Martes, 19 Agosto 2014 13:20
Se ha hablado mucho en los últimos días de lo acontecido en la final de 3.000m. obstáculos del Europeo de Zúrich a raíz del gesto del atleta francés Mahiedine Mehkissi-Benabbad. Hay opiniones para todos los gustos, de todos los colores. Muchos han hablado del fondo. Lo descalificaron por obrar de forma contraria a cómo determinan las normas. Punto. España habría reclamado igualmente si nuestros atletas hubieran llegado a meta 7º y 10º, por ejemplo, no es cosa nuestra. Reclamaron, aceptaron y estimaron la reclamación. Punto. "Au revoir, médaille".
Una de las cosas que más me gustan del atletismo es que, tramposos varios y dopados aparte, se trata de un deporte en el que prima el respeto y el juego limpio. Ya lo he dicho, hay tramposos, dopados y drogados, pero, dejando a estos indesesables en una isla desierta, los atletas son personas educadas, civilizadas, con principios y valores positivos, y así lo transmiten en la mayoría de sus actuaciones. En el atletismo casi nadie se tira al suelo para simular que lo han empujado y expulsen al rival que le ha ganado. En el atletismo casi nadie se enfrenta a un juez cuando lo descalican o le marcan salto o lanzamiento nulo. Repito. Casi nadie.
Antes nombré una isla desierta. Tal vez allí encontraría más amigos el atleta nombrado en el primer párrafo. Tal vez en una isla desierta se sienta más a gusto haciendo gestos como el de la pasada final de 3.000m. obstáculos de Zúrich.
Que un deportista se quite la camiseta faltando 100 metros para llegar a meta, con un obstáculo por rebasar, se escapa de todo entendimiento cívico, razonable y divertido. El francés dice que quería emular a los futbolistas en la celebración de los goles. Pobrecito. Con la iglesia hemos topado. ¿Os imagináis que Mahiedine tropieza con el obstáculo o se le enreda la camiseta en las zapatillas y se pega un trastazo hasta acabar con su cara sobre el tartán? Yo, ahora mismo, me lo estoy imaginando. No digo que incluso a sonreír porque me iba a parecer al obstaculista francés.
Mesié Mekhissi-Benabbad: Sus compañeros de la final se merecen el mismo respeto que se merece cualquier deportista que juega limpio. ¿No te enseñaron en el Liceo que esas cosas son feas, que no se hacen? Igual tienes que ir a recuperar asignaturas pendientes y tal vez no debería usted olvidar sucesos como los de la mascota del Europeo de Barcelona 2010 (después de proclamarse campeón de Europa en Barcelona tuvo el polémico gesto con la mascota de la organización, a la que obligó a arrodillarse, para luego empujarla al suelo); o el de la pelea con Mehdi Baala en la prueba de Mónaco de la Liga de Diamante de 2011; o el de Helsinki 2012, donde, después de proclamarse bicampeón europeo, rechazó el regalo de la mascota, que era una niña de 14 años, y la empujó hacia al suelo. Parece no tener remedio. Creo que ha de mirárselo. Quizás debe correr menos e ir más al médico, o al psicoanalista. Tal vez.
Mahiedine, así no. No nos gusta.
Mekhissi-Benabbad, y la polémica con la mascota en Barcelona 2010:
Pelea con su compañero Mehdi Baala en Mónaco-Liga Diamante 2011:
Mekhissi-Benabbad, y el desprecio a la mascota en Helsinki 2012:
