Atletismo
Beitia-Torralbo, un tándem perfecto
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- Coral Aja Pérez
- Martes, 19 Agosto 2014 20:58
Dicen que de entre todas las personas del planeta, siempre habrá una que nos complemente a la perfección, que es lo que algunos llaman nuestra media naranja. También dicen que si el destino es bueno y sabio, hará que nos encontremos con nuestra otra mitad. Entonces empezaremos a creer y saber que todo lo que está por venir, siempre que caminemos de la mano de esa persona especial, será extraordinario.
Algo así ocurrió en el momento en el que los caminos de Ruth Beitia y Ramón Torralbo se encontraron. Porque eso de las medias naranjas, los complementos, el Ying y el Yang no está ceñido solo a las relaciones amorosas, sino a cualquier relación de la vida misma. Y el que crea lo contrario está perdido. Son ya veinticinco los años que Beitia y Torralbo comenzaron a trabajar juntos. Veinticinco fructíferos años llenos de glorias, esperanzas y sueños cumplidos.
Ruth comenzó en el mundo atlético muy joven y ya desde sus inicios comenzó a destacar sin apenas quererlo. Desde que esa niña de 10 años comenzara a dar sus primeros brincos hasta ahora ha conseguido ser, entre otras, bronce en un mundial al aire libre, doble finalista en dos de los tres Juegos Olímpicos a los que ha asistido y campeona de Europa dos veces consecutivas, la última hace tan solo unos días en Zúrich.
Con este historial, puede que no parezca algo novedoso el que se haya proclamado de nuevo como la reina de Europa en salto de altura, pero sí lo es de verdad. A sus 35 años no solo ha conseguido el tan ansiado y peleado oro, sino que además ha igualado la mejor marca mundial del año elevándose por encima de los 2 metros y 1 centímetro, lo que supone estar en una marca que no obtenía desde 2009. Los años pasan y pesan, pero no parece que hagan mella en la cántabra más laureada de toda la historia.
Como en todas las historias bonitas, y volviendo al tema de los tándems perfectos que pueden llegar a formar dos personas, detrás de cada una de ellas siempre hay dos fuerzas que trabajan de manera sinérgica, que producen juntas un resultado que jamás lograrían por separado. Y esas fuerzas son la propia Ruth y su entrenador Ramón. De hecho, no es de extrañar que ella se refiera a Torralbo como su 50%, al que le pertenece la mitad de todo lo que ha ido consiguiendo. Y no es para menos. Ramón es la luz que guía a una estrella como Ruth que cada vez se eleva más y más alto. Ambos representan el esfuerzo y sacrificio diario necesarios para llegar donde han llegado y sobre todo, son el fiel reflejo de la lucha conjunta.
No tiene sentido el negativo sin el positivo, la sal sin el azúcar, el bien sin el mal, la noche sin el día... y el atleta sin el entrenador. Si un deportista se pone en manos de un buen entrenador, coge su mano con buena fe y se empeña día tras día, sesión tras sesión en ser mejor que el día anterior, pueden surgir historias maravillosas. De las que luego nadie olvida. Las que son recordadas para siempre por lo bueno que nos trajeron. Historias como la de Ruth y Ramón.