Los mejores judocas
Entrevista a la olímpica Sara Álvarez
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- Redacción
- Miércoles, 25 Julio 2012 15:00
Para los que no están familiarizados con el judo hablar de Sara Álvarez es como hacerlo de Zidane o de Raúl. El palmarés es de escándalo. Además, siguiendo el tópico, que no todas las veces se cumple, es mejor persona que deportista.
Nos contesta amablemente y con total disposición a las preguntas realizadas, deseando un buen día de competición a los judokas españoles que van a participar en Londres.
Recordamos que en el judo, a diferencia de otros deportes, te juegas tus últimos cuatro años de entrenamientos en un segundo, un minuto de combate. Como caigas en el primero pierdes toda posibilidad de seguir compitiendo. Por esta razón, y por otras muchas, este deporte enamora cuando comienzas a conocer su filosofía.
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Tú participase en tres olimpiadas, nada más y nada menos. También estuviste en lo más alto del cajón en europeos y mundiales. ¿Una olimpiada es el mejor regalo que puede tener un deportista?
Sin duda se trata de la competición más especial que puede afrontar un deportista, y más en deportes como el mío, en el que toda la popularidad y las becas giran entorno a los resultados olímpicos, pero… bueno, en la vida de un deportista hay muchos otros momentos especiales aparte de los Juegos Olímpicos. Además, cuando estás allí tiendes a concentrarte en la competición y a no disfrutarlas tanto como deberías. Claro que igual pienso así porque a mí no me ha ido bien en las Olimpiadas (al menos no al nivel que he demostrado en otras competiciones). Yo he disfrutado de los Juegos sobre todo a posteriori, cuando me he dado cuenta de los importantes que son para otros deportistas que nunca han tenido la posibilidad de estar allí. Lo recuerdas y piensas: es cierto, eso me pasó a mí. Aprendes a valorarlo más todavía.
¿Con qué te quedas de las mismas?
Con la magia de la Villa Olímpica. Por unos días todos los deportes, todos los países, todos los deportistas son iguales… es difícil de describir, pero todos los deportistas olímpicos estamos de acuerdo en esto porque realmente es algo muy especial.
La mejor actuación tuya fue el diploma olímpico, séptima, de Atlanta 1996. ¿Cómo fue la competición?.
Pasó de un modo fugaz. Yo era muy joven en términos de judo, que es un deporte en el que prima la experiencia. Cumplí ese verano 21 años. Clasificarme había sido muy duro porque sólo puede competir un judoka por país y en mi categoría de peso estaba también Miriam Blasco, campeona olímpica en título en aquel momento. Ambas tratábamos no sólo de clasificarnos, también de superar a la otra en el circuito olímpico. Finalmente yo tuve más puntos y ahí se cumplió el sueño: iba a ser olímpica. El alivio y la alegría fueron tan grandes que la competición me pareció casi irreal, un sueño. Salí a darlo todo y lo hice bastante bien. Fue una pena porque faltó muy poco para haber hecho algo más. Aunque todo pasó tan rápido que apenas lo pude disfrutar, me arrepiento un poco de eso.
En tu caso, las siguientes olimpiadas, Sidney y Atenas, no salieron del todo bien. ¿Qué sentiste cuando después de preparar un ciclo olímpico, 4 años, pierdes en las eliminatorias y todo el trabajo parece que se tira por la borda?
La primera vez que jugué con la selección, fue en 2010 en Gijón, contra Inglaterra, y aunque fueron solo 10 minutos, para mí fue como si hubiese estado jugando durante los 80 minutos.
Fueron dos circunstancias diferentes. En el caso de Sídney yo arrastraba problemas que me impidieron llegar a la cita olímpica con el estado mental adecuado para hacerlo bien… y competí mal. En ese caso a la decepción deportiva se une la decepción personal de no haber sido capaz de sobreponerme a la situación. En cuanto a los Juegos de Atenas, fueron diferentes. Llegué en plena forma, como campeona de Europa en título, encontrándome muy bien. El sorteo me deparó el primer combate con Decosse, una competidora francesa que después ha sido varias veces campeona de Europa y del Mundo. En ese momento estábamos muy igualadas, podía perder o ganar y al final me sorprendió y perdí. En judo son así las cosas, pierdes en primera ronda y te vas para casa. Aquí la decepción fue deportiva… ¡imagínate, después de 4 años de duros entrenamientos! Pero lo sobrellevé mejor. Cada campeonato es diferente, también los Juegos Olímpicos.
¿Crees que los medios de comunicación tratan injustamente estas situaciones y no valoran de forma equitativa el esfuerzo y el sacrificio?
Por supuesto, pero no sólo en el caso del deporte. También en la política, la cultura, la ciencia… la asignatura pendiente que tenemos los medios de comunicación (me incluyo porque es mi trabajo), es el conocimiento profundo del tema que tratamos de abordar. Sólo puedo decir en nuestra defensa que casi siempre es por desconocimiento, no por maldad o deseo de hacer daño… aunque a veces a los deportistas nos lo pueda parecer.
En aquellas olimpiadas coincidiste con los mejores deportistas del planeta, ¿qué anécdotas nos puedes contar? ¿seguiste otros deportes?
Resulta difícil seguir otros deportes, por lo menos para los judokas. La competición de judo empieza con los pesos bajos al día siguiente de la inauguración y no se interrumpe hasta una semana después, en que terminan los pesos pesados. Y al día siguiente, vuelves a casa. Así que si quieres ver competir a tus compañeros… los otros deportes los ves por la tele de la villa olímpica, que tiene un canal para cada deporte ¡eso que nos venden ahora como muy moderno! Ya existían esos circuitos cerrados en Atlanta 96.
Hay anécdotas para todos los gustos. A mí me hizo mucha gracia, por ejemplo, ver a Sergei Bubka intercambiar autógrafos. Cuando otro deportista iba a pedirle un autógrafo a él, la única condición que ponía el ucraniano era que le firmaras un autógrafo. Decía que merecía la pena tener todos los posibles porque todos los deportistas allí eran de primer orden. ¡Y pensar que a mí antes de aquello me había parecido un poco estirado! Me he llevado muchas sorpresas agradables con los deportistas “famosos” en este sentido.
El judo español siempre se ha caracterizado por darnos alegría en los Juegos aunque llevamos ocho años “sin coger chapa”, ¿Qué papel pueden hacer los judokas españoles?
Cualquiera de los seis judokas clasificados puede hacer un gran papel porque ha superado un durísimo proceso de clasificación que les coloca entre los mejores del Mundo. No obstante, cada uno tiene sus puntos fuertes y yo, como todos, tengo mis favoritos. Para mí Cecilia Blanco es la más completa, física, mental y técnicamente. Ana Carrascosa tiene una explosividad, una calidad y un nivel gracias a los que sin duda estará en la lucha por las medallas. Kyoshi Uematsu es un prodigio técnico y compite ferozmente. Pero también me encantan la cabeza la cabeza de Sugoi Uriarte, la persistencia y capacidad de Oiana Blanco y las ganas de Conchi Bellorín… y así podría seguir. Seguro que vemos a alguno de ellos disputando medallas. Eso es lo importante. Lo que ocurra después depende de muchos factores entre los que está la suerte. Cruzaremos los dedos. El judo es muy complicado…
Menos Cecilia Blanco y Kyoshi Uematsu para los demás es su primera olimpiada. ¿Les darías algún consejo?
¡Que disfruten! Antes de competir estás tan presionado y concentrado que se hace difícil disfrutar de todo lo que ocurre a tu alrededor. Y después, sobre todo si el resultado no acompaña, no tienes humor. Es un gran error. Hay que ir con la predisposición de saborear cada instante, que todo pasa muy rápido. Además también creo que es lo mejor para el rendimiento. Si estás a gusto, se nota en el tatami.
Sara, después de pasar toda una vida entregada al deporte, ¿Cómo es la llegada al mundo laboral?. Hay que prepararse de alguna forma?
Hay que prepararse exactamente igual que todos los demás jóvenes. El deporte te ayuda a que te resulte más fácil: tienes la constancia, la entrega, la capacidad de sacrificio… para estudiar y formarte con más facilidad. Pero hay que hacerlo. Da tiempo a todo. Yo he sido afortunada en ese aspecto. Periodismo es una carrera más fácil de compaginar que otras más técnicas y pude terminar a la edad normal (23 años) y buscar un trabajo que se pudiera compaginar con los entrenamientos. Cuando dejé el deporte ya estaba integrada en la vida laboral.
Alguna recomendación para aquellos deportistas que les cuesta compaginar estudios con deporte. ¿Se puede llegar?
Claro que se puede. Nadie puede entrenar todo el día. El que diga que entrena 9 horas al día… es que no lo hace a tope. Al menos en judo. Las horas de entrenamiento son limitadas. Y siempre queda día para dedicarlo a estudiar… y al descanso, los amigos, la familia, la pareja. Quizá tardes más en terminar tu carrera, pero lo importante es no dejarlo. Soy de la opinión de que un deportista, para ser bueno de verdad tiene que tener detrás una vida completa. Si sólo hay entrenamientos, ese vacío se nota en algún momento.
Alguna cosa que quieras añadir.
¡Atentos al judo en los JJ.OO! Es un deporte fascinante y esta es una magnífica ocasión para conocer a los mejores y “engancharse”.