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Seamos guerreros de la luz
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- Coral Aja
- Miércoles, 26 Marzo 2014 17:29
En el año 2009, o quizá en el 2010, mientras estaba de viaje de camino a una competición importante, encontré una carta en el bolsillo pequeño de mi mochila. La firmaban mi madre y mi hermana y toda ella era un fragmento del libro de Paulo Coelho titulado “El manual del guerrero de la luz”. Recuerdo que había pasado una temporada martirizada por las lesiones e iba a aquel campeonato “con lo puesto” como se suele decir, pero con unas ganas increíbles.
También recuerdo que al final de la carta ponía: “Nosotras creemos que tú eres una auténtica guerrera de la luz”. Después de tantos años, pensaréis que tengo memoria de elefante, pero no. Si me acuerdo línea a línea de todo lo que ese papel contiene es porque lo tengo puesto en la pared de mi habitación en Madrid, para nunca olvidarme de obrar como una verdadera guerrera de la luz:
“El guerrero de la luz a veces actúa como el agua, y fluye entre los obstáculos que encuentra. En ciertos momentos, resistir significa ser destruido; entonces, él se adapta a las circunstancias. Acepta sin protestar que las piedras del camino tracen su rumbo a través de las montañas. En esto reside la fuerza del agua; jamás puede ser quebrada por un martillo, ni herida por un cuchillo. La más poderosa espada del mundo es incapaz de dejar una cicatriz sobre su superficie.
El agua de un río se adapta al camino más factible, sin olvidar su objetivo: el mar. Frágil en su nacimiento, lentamente va adquiriendo la fuerza de los otros ríos que encuentra. Y a partir de un determinado momento, su poder es total”.
Seguro que ahora entenderéis que no quiera perder de vista esto. Y creo que vosotros, como deportistas y más aún como personas, tampoco deberíais hacerlo. Sed guerreros de la luz, actuad como el agua, adaptaos a las circunstancias venideras, sean buenas o malas, pero jamás olvidéis el objetivo que estáis persiguiendo. Porque los sueños dejan de existir y de ser posibles cuando dejamos de intentarlos.
Resistid, no dejéis que nada ni nadie os destruya, e insistid en aquello que os mueve y os hace felices. Así y sólo así llegaréis a un determinado momento en el que vuestro poder sea TOTAL.
Ánimo, guerreros.
