Campeonato de España de Judo infantil y cadete 2013
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- Carlos Figueras Ruiz
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04 Jun 2013
Viernes 5:00 de la mañana, nos concentramos en Barcelona la mayoría de deportistas para iniciar el viaje de camino a A Coruña. Por el camino, dos paradas más para recoger a los que viven por Tarragona y 14 horas por delante antes de llegar a nuestro destino con el objetivo de comenzar el fin de semana que muchos llevan esperando desde hace más de un mes.
Los competidores que repetían viaje respecto al año pasado ya sabían cómo iba a ser el trayecto y ya iban bien preparados con la música y sus almohadas correspondientes, pero para los que era su primera vez se tenían que encomendar a la comodidad del autocar para encontrar una posición en la que pudieran cerrar los ojos y descansar.
Una vez en A Coruña, directos para el pabellón donde se realizaba la acreditación y el pesaje de los deportistas. Ahí surgen las primeras dudas: miradas que reflejan los nervios de los primerizos en ese tipo de eventos. También los reencuentros con otros deportistas de las diferentes autonomías, algunos solo amigos y compañeros, pero otros que al día siguiente iban a ser sus máximos rivales. Después del viaje y la espera para pesarse nos vamos camino al hotel para cenar algo rápido y poder ir a descansar en una cama decente.
Mañana del sábado cita para los cadetes y el peso más pequeño y más grande de infantiles. Todos se preparan para el día de la batalla, por la mañana los chicos y a la tarde el turno de las chicas. Llega el momento por el cual han estado luchando combate tras combate con el fin de conseguir su máximo objetivo: un escalón del podio de los campeones.
Ya en el pabellón buscamos una zona donde dejar las mochilas y estar todos juntos como un gran equipo mientras que los chicos empiezan con su ritual de preparación. Ropa de calentamiento, vendajes en manos, muñecas, tobillos, dedos…para que las lesiones se manifiesten lo menos posible, algunos con música y a calentar.
En ese preciso momento desaparece la niñez y adolescencia de esos chicos, su actitud, su rostro, su lenguaje corporal se modifica por completo. Algunos serios y concentrados, otros más tensos que intentan acercarse a los compañeros más relajados, pero cada uno de ellos sabiendo, casi de manera involuntaria, lo que debían hacer para estar a punto en el momento del inicio de la competición.
Primeros combates donde salen todos los nervios y todas las dudas, sus cabezas piensan más rápido de lo que a ellos les gustaría para poder estar más relajados y centrados en el primer duelo. Todos los entrenos de sistema de competición y acciones se suceden por sus mentes una y otra vez, han entrenado muy duro y competido aun más para poder estar en ese lugar y no era el momento de dejarlo escapar en las primeras de cambio.
Mientras tanto, en las gradas, las chicas cadetes y el resto de los infantiles no pierden detalle de los enfrentamientos que se dan en cada uno de los seis tatamis para comprobar si alguno de los nuestros estaba compitiendo. En el momento que observaban que algún componente del equipo se preparaba para luchar empezaban los gritos de apoyo y ánimo hacia el competidor para poder animar lo más fuerte posible y dar una pequeña ayuda extra desde las gradas.
Durante los combates a lo largo del día se podía observar las ganas con las que esos chicos y chicas luchaban enfrente de otro deportista para ir avanzando en su camino hacia al podio. Grandes acciones técnicas se iban sucediendo combate tras combate en cada uno de los tatamis mostrando el altísimo nivel con el que esos judokas se habían preparado para el gran acontecimiento marcado en sus calendarios personales a principio de temporada. Sabiendo que llegar hasta allí es una gran cuesta en la que deben subir poco a poco día tras día con sufrimiento, paciencia, dolor, mucho esfuerzo y sacrificio.
Situaciones de decepción y llantos cuando se perdían las opciones para disputar un metal que se contraponían a las alegrías y nervios de los luchadores que ganaban sus enfrentamientos y estaban un paso más cerca de conseguir el éxito.
Al final de la jornada del sábado, el balance de los judokas catalanes se valoraba con ocho medallas de 18 participantes en la categoría cadete sumando masculinos y femeninos. Situación que hacía subir los ánimos y las esperanzas de los chicos y chicas de la categoría infantil que deberían luchar con todas sus fuerzas, corazón y cabeza para pasar las eliminatorias durante la jornada del domingo.
En el segundo día de competición, tiempo para los infantiles, se podía respirar en el ambiente algo más de nervios seguramente debido al ser los más jóvenes. Pero aún así se pudo ver la gran capacidad de concentración y superación de la que están acostumbrados estos chicos y chicas de edades entre 13 y 14 años.
Al igual que el sábado, durante el transcurso de los combates se vieron grandes enfrentamientos como en los cadetes pero con competidores de cuerpos más reducidos. Las emociones estaban más a flor de piel y cualquier situación se podía ver reflejada en sus rostros y actitudes.
Quizás un punto a favor de los infantiles es que sus combates no son tan estratégicos, ya que no dejan de atacar y luchar hasta el último instante en el que se agotan sus fuerzas o finaliza el combate. Luchan con el corazón y en ocasiones se olvidan de hacerlo con la cabeza llevándoles en ocasiones a la amarga derrota o, por el contrario, a la victoria deseada.
Los cadetes que, en esta ocasión estaban en las gradas, animaban sin cesar a los más pequeños en cada enfrentamiento y cuando volvían después del combate con los demás del equipo eran obsequiados con palabras de ánimo y felicitaciones independientemente del resultado que habían obtenido. Cosa que los infantiles agradecían con miradas de complicidad y nervios ya que el cansancio por el esfuerzo realizado no les daba opción a más hasta pasado unos minutos.
El resultado de los infantiles catalanes fue de 9 medallas de un total de 22 participantes. El resultado final fue de 17 medallas para un total de 40 judokas obteniendo, además, la primera posición por autonomías en la categoría infantil femenino y subcampeones de España los cadetes masculinos.
La vuelta hacia Cataluña fue mucho más amena y relajada que la ida, como era de esperar. Los chicos y chicas acabaron siendo un único equipo donde no importaba ni la categoría ni el club del que procedían. Todo eran sonrisas, comentando momentos vividos a lo largo del fin de semana, situaciones graciosas que perdurarán en sus memorias durante muchos años.
El final del campeonato y el buen ambiente del viaje ya son el primer aliciente de volver a sufrir para poder disputar el año que viene el campeonato de España en la misma categoría o en las superiores para los que toque: de infantil a cadete y de cadete a junior. Sea en la categoría que sea, espero y deseo que consigan sus objetivos, sus sueños.