Rugby
'Las musas del oval'
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- Manuel Martín
- Domingo, 19 Octubre 2014 19:01
En la mitología griega las musas eran las diosas que inspiraban las artes y las ciencias. La historia las aupó hasta los altares de la perfección. Posteriormente, en la edad contemporánea, se ha utilizado el término 'musa' para referirse a la fuente de inspiración de un artista, en cualquiera de sus variantes.
Pues bien, este sábado pudimos disfrutar de unas genuinas musas en el campo de Salas Bajas salmantino. A las 16:30 comenzaba un partido que no dejaba indiferente a ninguna de las 300 personas que lo veían. Yo iba con una amiga, mi amiga del alma, y flipó de lo lindo. Las 'Búfalas' de la Universidad de Salamanca jugaban contra las 'Chamizas' del C.R. El Salvador. Salamanca versus Valladolid, rivalidad regional, siempre rivalidad a secas.
El choque comenzaba con gritos de aliento de cada equipo: ¡¡Vamos Búfalas!!!, ¡¡¡1,2,3, Chami!!!, la batalla se iniciaba. Mi amiga se ponía expectante, ¿Qué nos deparará esto? Ángela era la encargada de dar la patada inicial y ahí se abría la contienda, el poder del oval, ese pequeño balón en forma de elipse que da rienda suelta a esas musas de las que nos inspiramos a quien nos gusta la vida.
¡Arriba! ¡Abajo! ¡Marta, a la izquierda! ¡Vamos! Ernesto y Víctor no paraban de gritar. Las musas, tampoco. El oval no tenía dueño.
Se acercaban a mí y a mi amiga varias personas que no saben lo que es 'esa pelotita', y tampoco están acostumbradas a ver a unas mujeres en un campo de césped. Vecinos que salían a dar un paseo por la preciosa tarde salmantina. Alucinados me decían que desde el puente romano se escuchaban los tambores de guerra. Me lo creo. Esa guerra se llama rugby y esas chicas ¡Ay, esas chicas! se han convertido en las musas de mi amiga y de esos vecinos que no paraban de preguntar y alucinar. ¡¡Volveremos!!, comentaban.
Las de Pucela daban el primer golpe. Pero las universitarias seguían a lo mismo de siempre. Carreras, placajes, rucks, mauls, melés, flankers, piliers, palabrejas al fin y al cabo... Lo que se veía era impactante. Mi amiga seguía a lo suyo, click que te click. Me decía al oído que le seducían esos alaridos, esos choques, esos topetazos, esa brega constante sin aliento. La contienda seguía abierta. Y mi amiga, a trabajar.
Llegaba el descanso y también nos tocaba un break. Me acercaba a hablar con el banquillo charro. Preguntaba por varias jugadoras del año pasado. "Ya no están", me decían. Trabajos, estudios, se han marchado. Qué pena. Pero da igual, ya están aquí otras musas en las que inspirarse, me aprenderé los nombres y mi amiga, cómo no, también.
Rugby, rugby, rugby, qué palabra más bonita utilizaron los british para denominar a este bello deporte.
La lucha se eternizaba, los mauls, las patadas, las carreras, los vaivenes y los rucks se sucedían, o lo que es lo mismo: las delanteras se pegaban sin regalar nada a su oponente. Las alas intentaban posar el oval bajo palos. El poder del oval, siempre el oval. Las musas se lo disputaban y seguíamos alucinando. ¡Plof, pum, pim, plaf! ¡Madre mía! ¡Viva el rugby! Los médicos salían a atender a las heridas, pequeña asistencia y otra vez arriba, a ayudar a su equipo.
¿El resultado? Creo que ganaron las de Valladolid. Pero el rugby es otra cosa. No es ganar o perder. Es mucho más. Mi amiga se iba radiante a casa, tocaba descanso. Aunque ya me ha dicho que quiere más. Tomo nota. Aquí dejo parte del trabajo que hizo mi amiga. Las musas se lo merecen. Unas alegres, otras tristes. El rugby no tiene término medio. Me gusta el rugby y sus musas, cada vez más.