Atletismo
El formador, ese gran desconocido
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- Marc Masip
- Viernes, 26 Septiembre 2014 22:31
Imagine la siguiente situación: son las seis de la tarde de un lunes, los niños ya han salido de la escuela y están en casa, o bien haciendo sus actividades extraescolares. Ahora imagine que entra en una pista de atletismo, no importa la razón, simplemente entra. ¿Sabe qué será lo primero que verá y oirá?
No, no será el grupo de velocistas haciendo sus salidas, y tampoco el de lanzadores con sus ejercicios de fuerza. En lo primero que se fijará, será en la cantidad de camisetas de colores pequeñas que no paran quietas, que se mueven por toda la pista y que gritan y ríen. Y, ¿sabe usted por qué su atención recaerá directamente sobre ellos? Por lo numeroso del grupo. Y porque son la máxima expresión del atletismo.
Todo buen club de atletismo debe tener una escuela, que ha de contener el mayor número de atletas posible. Los niños han de ser siempre el corazón de cualquier club. A ellos se les debe transmitir los valores del atletismo. Ahí es donde entra en juego el formador. La tarea de éste es mucho más importante de lo que nos podamos imaginar. Más allá de la formación física, que también tiene su relevancia, está la formación mental. El monitor de atletismo debe ser siempre una referencia para sus atletas, debe vigilar sus comentarios, su forma de hablar, sus gestos... Tiene que mostrar respeto a los niños, a los demás monitores y a los rivales. En definitiva, debe ser un ejemplo a seguir.
¿Por qué es tan importante esta tarea? Ya lo hemos dicho, el atletismo es un deporte que se basa en unos valores. Unos valores de respeto y humildad que deben ser inculcados de jóvenes para que el atleta los tenga bien arraigados cuando se haga mayor. ¿Queremos evitar casos como el de Mekhissi? Ésa es tarea del formador. ¿Queremos un deporte diferente al fútbol? Ésa es tarea del formador. ¿Queremos poner fin al dopaje? Démosle la importancia y la atención merecidas al monitor.
Cuando hablamos de atletismo nos solemos centrar en los atletas de élite, los que representan a nuestro país en las competiciones internacionales y los que nos hacen emocionarnos con sus éxitos y decepcionarnos cuando las cosas no les van tan bien. Y cuando hablamos de entrenadores, nos fijamos siempre en los que llevan a esos deportistas de élite, los que consiguen mediante su experiencia y conocimiento llevar al atleta al tope de forma en el momento oportuno. Y eso es necesario, ya que cualquier deporte vive del éxito de sus mejores practicantes. Pero también hay que acordarse de más cosas. Hay que recordar que el atleta una vez fue niño, y que ése niño tuvo una vez un monitor que lo hizo crecer con los valores de este deporte. Acordémonos, pues, de ese formador. Acordémonos de ese niño.